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LA FAMILIA BENJUMEA EN LA PUEBLA DE CAZALLA. 1800-1940. PARTE 2: LOS BENJUMEA GIL DE GIBAJA.

 

 

En la primera parte de este artículo hemos comprobado cómo, a partir del siglo XIX, una rama de la familia Benjumea se establece en Sevilla, donde algunos de sus miembros ocupan un lugar preminente en la vida política y económica nacional. Otra rama va a mantener cierta vinculación con La Puebla, manifestada en la titularidad de fincas que se ubican dentro del término municipal y en su inserción dentro de las relaciones económicas, políticas y sociales de la localidad. Se trata de la línea surgida a partir de los hijos del matrimonio entre Antonio María Benjumea Vecino (1798, La Puebla de Cazalla) y Juana María Gil de Gibaja Ceballos (1797, La Campana).

Igual que su hermano José María, Antonio llega a formar parte de la corporación municipal[1], pero también hace vida en Sevilla, donde desempeña el cargo de diputado provincial[2], y recibe una distinción por parte de la monarquía, la de la Real Orden de Carlos III[3]. En La Puebla, su actividad económica se vuelca en la composición de lo que en pocos años se va convirtiendo en la hacienda de San Antonio del Fontanar, la edificación más emblemática de la familia, a partir de la agregación por compra de numerosas parcelas medianas y pequeñas[4]:

Año de venta

Vendedor

Nombre de la suerte

Fanegas

1836

Domingo José y Joaquín Sanz

 

42

1837

Mª Soledad Moreno Guerra

 

67

José Diodoro Gómez y Valentina Díaz

Haza del Santo Cristo

37

José Barrera Mención

Haza de Santo Cristo

7

Francisca Lobillo

 

49

Josefa Gerena

 

8

Duque de Osuna

 

70

1838

Nicolás Lama

 

76

Capellanía de Juan de Reina

 

36

1840

José y María de las Nieves Gómez

3 hazas: Biedma, Campana y la del cortijo

No consta

Francisca Villarroel

 

25

Francisco Javier Albert

 

54

Sin especificar

 

88

Teresa Herdara

 

51

1841

La nación

 

36

José Joaquín Mendoza

 

4

1842

La nación

 

40

Francisco del Melo

 

12

Juana Cañaveral

 

60

Total

  

762

La documentación de la época especifica que la edificación es rebautizada como hacienda de San Antonio (seguramente en honor al santo de su nuevo propietario), y que antes era llamada Fontanar. Con el paso del tiempo, ambas denominaciones quedarán unidas en San Antonio de El Fontanar. La constitución de esta finca nos habla de un proceso habitual en la España del siglo XIX: la configuración de latifundios por parte de la aristocracia local favorecida por la desamortización. De hecho, tres de las fincas reseñadas en la tabla están relacionadas con este proceso: las que aparecen compradas a la nación (que debieron pertenecer con anterioridad a la Iglesia o a los propios y fueron expropiadas por el Estado) y las que son adquiridas al Duque de Osuna (seguramente bienes desvinculados).  Entre las demás suertes algunas también pudieron tener su origen en la desamortización y haber llegado a la familia Benjumea de manera indirecta.

Sobre el patrimonio total de la familia, contamos con una información fragmentaria. Solo conocemos algunas de las propiedades que los hermanos Benjumea Gil de Gibaja poseen conjuntamente hacia 1872: en el Cortijo Nuevo, también llamado Alboní o Alboñil, (incluyendo el caserío[5]) 97 fanegas conocidas como haza del Capitán, 51 fanegas llamadas La Vidala, 40 fanegas de tierra calma nombradas de Virreta, 12 fanegas denominadas Cuartillo del Hoyo y, formando parte de la hacienda de San Antonio del Fontanar, 567 fanegas de olivar, calma y monte bajo, además de otras suertes dispersas por el término. Por último, también son dueños de dos caseríos, uno en La Gila y otro en La Medina, que ceden al Duque de Osuna a cambio de la redención de una serie de tributos con los que se encuentran gravadas las propiedades anteriormente mencionadas. A ello se une la casa familiar del núcleo urbano, localizada en calle de la Cruz número 16 [6].

[1] Gaceta de Madrid. Núm. 1, de 1 de enero de 1858. Pág. 3. Exposiciones felicitando á S.M. por su feliz alumbramiento.

[2] Ibídem. Núm. 3349, de 16 de noviembre de 1843. Pág. 3. Alocución a los habitantes de la provincia.

[3] El Correo de Madrid. 30 de agosto de 1847. Pág. 1. Reales decretos nombrando comendadores de la Real Orden de Carlos III.

[4] AHPSE. Contaduría de hipotecas de La Puebla de Cazalla. Leg. 3563. 

[5] Ibídem. Leg. 3561. 

[6] Archivo Histórico de la Nobleza, OSUNA,C.3429,D.33-43. P. 94. https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/6383390?nm

Casa Señorial de la familia Gil de Gibaja. Calle larga, 13. La Campana, Sevilla. Fuente: https://www.mancomunidadecija.es/casa-senorial-de-la-familia-gil-de-gibaja-en-la-calle-larga-numero-13-la-campana-sevilla/

El mayor de los hijos de la pareja constituida por Antonio Benjumea Vecino y Juana Mª Gil de Gibaja Ceballos es Antonio Benjumea Gil de Gibaja, nacido en 1827 y casado con Concepción Cardeñas. A pesar de establecer su domicilio en La Campana, Antonio cuenta con dos inmuebles en La Puebla situados en calle de la Cruz 21 y el callejón de la Cilla[1]. Su matrimonio da como fruto un varón, José Benjumea Cardeñas, diputado provincial[2], seguramente desligado de La Puebla a juzgar por el escaso rastro que ha dejado en la documentación disponible. Por el contrario, su hija, Carolina Benjumea Cardeñas, tiene domicilio en calle Victoria 29, dos inmuebles en calle de la Cilla 22 y 28, y una almazara en la Plaza del arquillo[3] (puede que sea el molino donde actualmente se aloja la hospedería, ya mencionado en la parte 1). Su producción olearia tiene como compradores en los años cuarenta a negocios de alimentación como Viuda de Camacho (por entonces una empresa familiar, actualmente multinacional moronense), Almacenas Longoria (compañía hispalense que envasaba aceite y lo exportaba a América) o Bruguier y Trujillo (negocio de alimentación también establecido en Sevilla)[4].

Carolina se casó con José Ochoa Parias, un ingeniero sevillano empleado en la Riotinto Company Limited, y su hijo, José Ochoa Benjumea, fue ingeniero director de distintos puertos de España y Jefe de Sección en la Dirección General de Puertos del MOP en Madrid[5]. Es difícil determinar hasta qué punto hizo vida en La Puebla, aunque su presencia durante los años de la República (1933) queda atestiguada por un donativo que hace en beneficio de los obreros[6]. Poco más sabemos de ella, salvo que falleció en Valencia en 1955 a la edad de 88 años[7]. El hallarse en dicha ciudad debió deberse a que entonces vivía con su hijo, destinado allí desde 1954.

Eduardo Benjumea Gil de Gibaja se casó con María del Carmen Zayas Zayas y se estableció en El Arahal. En 1891 adquirió el donadío de Vicos (Marchena), de 865 fanegas, enajenado al Duque de Osuna[8], y en 1908 fue rehabilitado en su favor el Marquesado de Monteflorido[9]. Entre sus hijos se encuentran Miguel Benjumea Zayas, presidente del ayuntamiento de Arahal en 1899 por el Partido Conservador[10]; José Benjumea Zayas, padre de Eduardo Benjumea Vázquez, el que fuera presidente del Real Betis Balompié en los años cuarenta; y Eduardo Benjumea Zayas, cuyos hijos aparecen como titulares de La Gila en los años cuarenta[11].

Entre los hermanos Benjumea Gil de Gibaja, Fernando (nacido en 1834), José María (nacido en 1835) y Eugenio son los más vinculados a La Puebla de Cazalla. A la altura de 1893 el patrimonio inmobiliario de los dos primeros constituía un conjunto que englobaba la casa familiar en calle de la Cruz 16, San Antonio del Fontanar, El Corchuelo, La Cana y La Palmosa[12].

Fernando Benjumea Gil de Gibaja era capitán de fragata y coronel de infantería de marina. A comienzos del siglo XX se encontraba retirado [13]. En su faceta de labrador poseyó una almazara con prensa de viga ubicada en calle de la Cruz[14]. Su persona nos ofrece numerosos ejemplos de las diversas formas en las que se manifiesta el mundo criminal de la época. Así, el 26 de septiembre de 1898 encontramos a dos individuos escalando el caserío de la hacienda de San Antonio del Fontanar y rompiendo los barrotes de una ventana de la habituación contigua a la de Fernando, cuyos gritos los empujan a huir, llevándose tan solo ropas de cama[15]. También son frecuentes los hurtos de ganado, casi siempre a pequeña escala (un par de mulos, algún caballo o varias yeguas), aunque a veces al asunto reviste una mayor envergadura, como ocurre en el otoño de 1900 cuando 110 ovejas merinas le son robadas en la laguna del Santo Cristo (El Fontanar)[16]. A ello se une la extorsión de bandoleros o de delincuentes de medio pelo que tratan de sacarle los cuartos. Así, en 1906 recibe una serie de escritos firmados por el mismo Joaquín Camargo (el Vivillo), donde este le exige 25.000 pesetas bajo amenazas de muerte[17].

Por aquello entonces El Fontanar no solo era objeto de la visita de bandidos comunes. En el año 1908 acogió al infante Luis Fernando de Orleans, nieto de Isabel II[18], un personaje que desde muy pronto se vio envuelto en todo tipo de polémicas. En 1924 fue expulsado de Francia por tráfico de drogas, lo que hizo que Alfonso XIII anulara sus privilegios como infante de España, retirándole el título.

Fernando falleció sin descendencia (era soltero) y dejó parte de su legado para levantar una escuela. La cantidad, 20.000 pesetas, suponía en principio un tercio del presupuesto requerido[19]. El edificio, levantado en el solar que actualmente ocupa la biblioteca municipal, fue construido según los planos del arquitecto Aníbal González Osorio, seguramente aprovechando la amistad de este con el Conde de Colombí (marido de Carmen Benjumea Taravillo, sobrina de Fernando) y terminado en 1922[20]. Como reconocimiento, el ayuntamiento acordó rotular la calle La Cruz con el nombre de Fernando Benjumea[21].

Su altruismo no se circunscribió al ámbito educativo. Antes de morir, adquirió por 15.000 pesetas un retablo[22] que se encontraba almacenado en el convento de Santa Clara de Sevilla y que procedía de la iglesia conventual de San Agustín (El Puerto de Santa María), desamortizada en el siglo XIX y derribada en la primera mitad del siglo XX[23]. La intención era colocarlo en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Virtudes, cuyo altar mayor contaba con un sencillo templete. José María Benjumea, su hermano y albacea testamentario, se encargó de las gestiones, aunque la obra parecía destinada al desastre. El 20 de julio de 1936, en el contexto de quema de edificios religiosos por milicianos republicanos, fue pasto de las llamas[24].

[1] AMLPC. Libro 115. Libro-registro de fincas urbanas de 1893. Fol. 2.

[2] Diario Sevilla. 1 de febrero de 1907. Nº 2358. https://archive.org/details/APrensa02190702/mode/2up?q=benjumea+Gil+de+Gibaja

[3] AMLPC. Leg. 256. Padrones y listas cobratorias de la contribución rústica y pecuaria, contribución urbana e industrial. 1936-1938. Contribución rústica y urbana del año 1938. Principales contribuyentes.

[4] Ibídem. Legs. 237, 238. Expedientes y documentos de paro obrero. 1931-1936. 

[5] https://www.cedres.info/2010/06/don-jose-ochoa-benjumea.html. La abreviatura MOP corresponde a Ministerio de Obras Públicas.

[6]   AMLPC, Libro nº 11 de Actas del Pleno. Sesión ordinaria del 28 de enero de 1933. Fol. 128.

[7]https://gw.geneanet.org/chamecu?lang=es&pz=maria+del+rosario+esperanza+juana+josefa+y+libertad+de+la+stma+trinidad&nz=cubero+janer&p=carolina&n=benjumea+cardenas

[8] https://www.mapa.gob.es/ministerio/pags/biblioteca/fondo/pdf/14761_2_8.pdf. P. 174.

[9] Gaceta de Madrid n.º 107. 16 de abril de 1908. P. 241. Real Decreto de Alfonso XIII rehabilitando el título de Marqués de Monteflorido a favor de don Eduardo Benjumea y Zayas. 

[10] El clamor. Periódico bisemanal. Los conservadores de Sevilla y su provincia. Sevilla. 1901.

https://core.ac.uk/reader/48070040#related-papers

[11] AMLPC. Leg. 217. Expedientes y registros de agricultura y ganadería (1907-1944). Datos correspondientes al año agrícola 1943-1944.

[12] Ibídem. Libro 115. Libro-registro de fincas urbanas de 1893. Fol. 3.

[13] AMLPC. Expedientes de nombramientos de guardas jurados.1900-1939. Leg. 150. Año 1907.

[14] AMLPC. Hacienda. Financiación y tributación. Padrones y listas cobratorias de la contribución rústica y pecuaria, contribución urbana e industrial. 1893-1909. Leg. 249. Matrícula del año 1893.

[15] El Noticiero Sevillano: diario independiente de noticias, avisos y anuncios: Nº 2000. 30 de septiembre de 1898.

[16] Gaceta de Madrid. Nº 309.5 de noviembre de 1900. P. 473.

[17] El correo español. Nº 5300. 11 de agosto de 1906. El autor de las cartas resultó ser Nicolás Gallardo, temporero en la almazara de los Benjumea que actuaba, según él mismo aseguró, en connivencia con Camargo, y que fue detenido en Soria.

[18] El Guadalete: periódico político y literario: Nº 16727. 26 de noviembre de 1908.

[19] AMLPC. Libro 7 de actas capitulares. Sesión ordinaria del 24 de agosto de 1917. Fol. 102.

[20] Ibídem. Libro 8 de actas capitulares. Sesión ordinaria del 24 de septiembre de 1922. Fol. 114.

[21] Ibídem.

[22] Cabello Núñez, José. El patrimonio histórico-artístico de la Parroquia de Santa María de las Virtudes según los inventarios de los años 1923, 1928, 1929 y 1933. Revista de la Tertulia Cofrade El Estandarte, La Puebla de Cazalla. 2008.

[23] Brotóns Pérez Jaime. El retablo mayor de la iglesia conventual de San Agustín. Revista de Historia de El Puerto, nº 67, 2021. P. 62.

[24] Cabello Núñez José. Persecución religiosa y conflictividad social en la Sierra Sur de Sevilla durante la II República: el caso de La Puebla de Cazalla. Archivo hispalense. Nº 252-262. Año 2005-2006. P.52.