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La Navidad en La Puebla de Cazalla (II): 24 años del Belén de la Hermandad de los Dolores

Belén
Belén de Navidad en La Puebla de Cazalla, montaje tradicional de estas fiestas.

Parece bien establecido que la costumbre de montar belenes es de origen italiano, introducida en España cuando Carlos III fue instituido como rey. Antes había sido monarca de Nápoles, y trajo consigo esta tradición que, en poco tiempo, conquistó al pueblo y a todas las clases sociales. Hoy en día, sigue gozando de excelente salud, como demuestra la profusión de belenes, nacimientos y misterios que cada año se montan en hogares, asociaciones e instituciones de toda nuestra geografía.

En La Puebla de Cazalla, estamos muy cerca de celebrar las bodas de plata del belén de la Hermandad de los Dolores, una de las representaciones más queridas y cuidadas por los vecinos del municipio.

Uno de los rasgos más destacados de este belén es su marcada vocación localista. Los belenistas de la hermandad se han caracterizado desde sus inicios por introducir elementos propios del pueblo en sus representaciones. Esto aporta un realismo entrañable y una cercanía que conecta profundamente con los visitantes.

Entre los muchos voluntarios que han colaborado a lo largo de los años, destaca especialmente Curro Marín, quien ha dedicado tiempo, talento y paciencia a modelar, pieza a pieza, los suelos y rincones más emblemáticos de La Puebla. Su belén reproduce con asombroso detalle enclaves como el arco de la ermita, la Foronguilla o la Plaza de Andalucía.

El belén no solo retrata construcciones locales con sus ladrillos, arcos de medio punto o cierros de ventanas, sino que también recoge aspectos de la cultura y tradición artesanal del pueblo. Así, podemos encontrar referencias a los roscos de San Blas, los panes en sus distintas formas y oficios antiguos como el de los tejares, entre otros.

Esta representación navideña se convierte, de este modo, en una verdadera crónica visual en miniatura de La Puebla de Cazalla. Un trabajo colectivo que va mucho más allá de lo decorativo: rescata el alma del pueblo, inmortaliza sus espacios, celebra sus costumbres y honra sus raíces.

Pero no podemos olvidar que, por encima de todo, el belén —su montaje y exposición al público— es la forma particular que tiene este grupo de paisanos de expresar y proclamar su fe. Cada año, mediante esta representación tan cuidada y sentida, reviven la doctrina del Carpintero de Galilea, vigente desde hace más de dos mil años.

El belén de este año está instalado en la calle Victoria, concretamente en el local que durante años fue la tienda de Olmedo. Como novedad destacada, incorpora una impresionante y detalladísima reproducción de la antigua botica del Lagarto, situada en la calle Marchena. Una verdadera joya para quienes aman la historia viva de nuestro pueblo.

Desde el Blog Morisco, os animamos encarecidamente a visitarlo. De verdad, merece la pena.

Como colofón, os ofrecemos una audición de Miguel Vargas, cantando por campanilleros una letra de Francisco Moreno Galván. Una pieza que, sin duda, nos envuelve en el espíritu de estas fechas.

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